lunes, 16 de mayo de 2011

La Gente Mala




Me llama bastante la atención… Que la gente le rinda culto a la gente mala… Osea, bueno, seamos francos… Algunos Santos y algunas figuras son idolatradas por lo que hicieron en vida… Jesus, Buda, Ghandi, Elvis, Kurt…

Y por ende, si fueron personas que buscaban paz, que buscaban un motivo para alegrar y unir a la gente tras una causa… ¿Por qué algunos le rinden culto a la gente que hizo lo contrario?

Emile Dubois… Por ejemplo para mi el personaje más cercano, ya que cada vez que cuento su historia me quedo pensando en el, Acusado de muchos asesinatos, conocido por ser frio, implacable y manipulador… Aunque muchos decian que era inocente… Incluso el alegaba su inocensia… me llama la atención que la gente le rinda culto a un asesino… ¿Pensaran que les ayudara porque busca la redención de su alma?... Pero no es el único…

El Chacal de Nahueltoro… Aunque el se arrepintio y se rehabilito, tiene un monton de seguidores, que llenan su tumba con cuadros, placas de agradecimiento y flores…

Charles Manson… El famoso asesino lider de la familia Manson, un hombre conocido por su crueldad y su completa indiferencia a los crimenes que cometio… ¡Es uno de los hombres más visitados en prision!... No encuentro que sea de una figura iluminada el asesinar gente por diversión, menos aun el colgar de los pies a una mujer con un embarazo avanzado, mientras la destripas viva y asesinas al bebe con una sonrisa en el rostro…

Los mismos Sicopatas de Viña… Todo el mundo dice que si les rezas a sus almas, ellos te cumplen milagros…

Harold Shipman, el famoso Doctor Muerte Ingles… Mato a casi 250 personas en pocos años, y algunos aun creen que el sea un personaje milagroso… Un Santo… A pesar que el hombre era un psicopata declarado…

¿Pensaran que quiza en aquellas almas atormentadas aun estara el atisbo del Bien?... ¿Quiza piensan en que en algun momento esa persona amo y fue amada?... ¿O rememoraran los momentos en que esos hombres llegaban a casa, se sentaban y sonreian a sus parejas o a sus hijos?...

Es un tema raro… Todos necesitan algo en que creer…

Un puñado de Tierra




Frio, Hambre, Desesperación… ¿De que sirve un apellido vistoso si no le puedes incar el diente?... ¿De que sirven las historias de ancianos y las promesas falsas si no te pueden abrigar?... Caminaba siempre… Por una realidad grisacea, la ciudad bajo sus ritos diarios, todos demasiado apurados para reparar en un hombre como yo, y cuando lo hacian, mirandome desde la altura… Me sentia como un niño malcriado, un sirviente estupido…

"¡Ya Basta!... ¡Esto tiene que terminar!", una noche me dije… alimentaba con los últimos leños, la esperanza incandescente… abandonado a la desesperación y la ruina otee el horizonte… Ya no soportaba la crueldad del no tener, la crueldad de vivir siempre apaleado, de ser el último perro del patio…

"¡Desde hoy… Solo el sol por encima mio!"... grite a los cuatro vientos mientras invocaba con mi juramento al jefe de los innombrables…

"¿Qué deseas tu joven misero y arrogante?, me pregunto… ¿Acaso tu vida no es tan importante?... Lo único que posees no puedes incarle el diente y no te sirve, no te puede cubrir los hombros del frio, ni la cabeza de la lluvia, te propongo un intercambio"- mascullo con una risa guturalmente fria…

Mas el jefe no sabia, que no solo eso yo tenia, mi mente era rápida, y de ella continuamente me vanagloriaba, pavoneandome al escamotear unas cuantas monedas o un mendrugo de pan…

"¡Acepto tu trato!... ¡Pero con algo firmaremos este pacto si asi lo quieres!"- respondi desafiante… los ojos del jefe relampaguearon y su sombra cubrio el mundo gris… el color que buscaba me fue otorgado tras la clausula especifica del contrato:

"¡Dame a mi… riqueza y poder!”- sentencie con furia… "¡Y cuando mi cuerpo toque tierra mi alma te pertenecera!”

La bestia alargo su mano, y su pluma me ofrecio, ya que pacto a sangre sellado, no puede ser esquivado en su destino y sus condiciones… Con letra clara y firme mi nombre escribi hasta el final… y con un arabesco dio por finalizada la transacción…

La sangre brillo como la tinta enjuiciadora… se leia claramente el nombre: Martin Busca Vilanova

Santo... Asesino



Desde la ventana de mi pieza en la calle Cochrane, siempre se vio todo distinto: la gente más pequeña, sucia, apretujada y débil. Sentía que sus vidas se simplificaban, bastaba con caminar unos pasos, cruzar de aquí para allá, hablar con prestancia para que los trámites se resolvieran en un santiamén. Pero lo mejor de todo es que podías ver cómo aquél rebaño humano depositaba su tranquilidad en el dinero, creyéndose poderoso. Ninguno de ésos sabía de pesares o sufrimientos. Por lo mismo dudo que se parecieran en algo a mí. Ni siquiera podrían imaginar entre tantas joyas los sufrimientos que padecí para llegar hasta acá, el puerto que “va al paraíso”. Con su desfachatez me insultaban, su indolencia me asqueaba y su puerilidad era una burla para mí. Los observaba. Rigurosamente.

Una vez en la calle las cosas eran distintas: me hacía pasar por uno de ellos, buscaba contar con la simpatía de todos, fingiendo para imponerme en la hipocresía. Me ganaba la confianza de quienes me rodeaban, con elegancia y modales refinados. Eran míos, uno a uno. Y yo sonreía. Sigilosamente.

Esta noche, todo es distinto: estoy corriendo y me persiguen como si fuera un delincuente. ¡Quién lo diría! Ellos juegan a ignorarme y yo a mendigarles sus rastrojos brillantes que ostentan a cada momento. ¿Acaso soy yo el que debería estar escapando por culpa de la arrogancia? Si no fuera por ese fichu cochon de Davies y sus gritos, no estaría en este embrollo mortal. Tendría el dinero, nada de esto estaría sucediendo. Todo continuaría siendo distinto y aún seguirían refiriéndose a mí como el admirado monsieur Emile Dubois.